miércoles, 3 de septiembre de 2008

ENSAYO: EL LENGUAJE ANTE LA INCOMPRENSIÓN

INSTITUTO LATINOAMERICANO DE LA COMUNICACIÓN EDUCATIVA

CENTRO DE ESTUDIOS EN COMUNICACIÓN Y TECNOLOGÍAS EDUCATIVAS
Módulo de investigación

INSTITUTO LATINOAMERICANO DE LA COMUNICACIÓN EDUCATIVA
MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN Y TECNOLOGÍAS EDUCATIVAS

TUTORA: ROSALBA ANGÉLICA SÁNCHEZ DROMUNDO


NOMBRE DEL ALUMNO: MAGDA GISELA NASUPCIALY MENDIVIL


SEDE: CENTRO DE FORMACIÓN CONTINUA Y A DISTANCIA

GRUPO: 04 (S E I E M)
ENSAYO: PRIMER TRABAJO
TÍTULO: EL PAPEL DEL LENGUAJE ANTE LA INCOMPRENSIÓN


EL PAPEL DEL LENGUAJE ANTE LA INCOMPRENSIÓN
El ser humano actual está inmerso en un mundo que le provee de una multiplicidad de problemas que la gran mayoría no resuelve. Las contradicciones del mundo físico, espiritual, social y cultural abre las posibilidades, que en teoría las personas deberían constituir como espacios de placer que lo llevaría a la formulación de problemas y a la creación de supuestos o hipótesis que permita la confrontación de los mismos para adquirir un espíritu de indagación o investigativo y solucionar muchas problemáticas que les aqueja. En la medida que avanzamos técnica, tecnológica y científicamente y que dependemos más de las intradisciplinas e interdisciplinas, nos vamos alejando de aquellos aspectos que nos integrarían e identificarían como seres humanos y lejos de que todos estos avances nos permitan la comprensión nos vamos adentrando paulatinamente al mundo de la incomprensión .
El problema es visible, pero la ceguera del ser humano está constituida por la estructura de poder a la cual estamos sujetos, es decir, los avances científicos y tecnológicos que indudablemente le han permitido vivir con más confort, traen a la par la contradicción que nos dice que la propiedad de estos frenan las posibilidad de que las grandes poblaciones los disfruten.
En la medida que aparece la propiedad privada y se limitan los entornos individuales los humanos nos vamos encerrando en “lo nuestro”, situación bastante significativa por el hecho mismo de que vamos estableciendo las diferencias de clase: étnicas, profesionales, familiares, etc., y cuando reaccionamos nos enteramos que ya fragmentamos nuestra existencia, limitamos nuestros horizontes y nos vamos conformando en reproducir las condiciones que hacen “apto” nuestro espacio de vida: nos sorprendemos de la capacidad de adaptación que tienen las personas que pueden vivir en un basurero, los que pueden hacer de la corrupción una forma de vida, para quienes la delincuencia es su modus vivendi; somos capaces de criticar y cuestionar lo que nos rodea, pero no soy capaz de mirar donde estoy.
Un problema central es que la ciencia se ha convertido en una propuesta de élite, en la cual quien esta inmerso en ella se convierte en una especie de semidios, rompiendo con la posibilidad de interrelacionarse con los otros desde un plano de igualdad y solidaridad: a la ciencia se le ha asignado un papel de “neutralidad”, que la ha limitado a través de la historia moderna a desenvolverse como un fruto de la convivencia humana, encaminada a alcanzar niveles de bienestar, con una tendencia a involucrar a los seres humanos en su propia perspectiva de evolución histórica de acuerdo a sus propios rasgos culturales.
Dice Fourez que los pueblos con una cultura tradicional “nacían, vivían y morían en el mismo entorno humano. Para ellos los objetos nunca eran inanimados, porque formaban parte del universo humano en el que vivían”[1]
“El centro del universo ya no es el pueblo, una exterioridad animada siempre por la interioridad, sino que se convierte en interioridad pura unida al individuo. Se empieza a diferenciar enormemente al interior que siempre acompaña al individuo y es subjetivo y el exterior, mundo inanimado que se empieza a ver como objeto. Las cosas que se miran se ven poco a poco despojadas de todo sentimiento”[2]
El mundo antes de convertirse en un mundo “apropiado”, fue un mundo que integró a los seres humanos y a la naturaleza en un ritual en donde la convivencia fue una expresión de vida; estimulaban su existencia en la diaria y legítima dependencia, de la cual, paralelamente compartían sus frutos y crisis: la forma de mirar el mundo por el ser humano esta constituida por los saberes adquiridos; comparten el universo entre ellos y con el mundo natural, lo que les permite conjugar un lenguaje propio que expresara las posibilidades particulares de su cultura: una concepción del mismo que les diera la posibilidad de resolver los problemas concretos conforme se les presentan, con la creación de una tecnología de acuerdo a sus necesidades.
Cuando el mundo empezó a tener dueño se convirtió en el universo de unos cuantos, no obstante fue indispensable no sólo hacerlo suyo, sino también quitárselo a los otros: el capitalismo apareció y junto a él los saberes y el conocimiento se identificaron con respecto al otro; cada uno obtuvo su lugar en la historia del mundo; los saberes se constituyeron como parte de una intersubjetividad del humano, mientras que los conocimientos pasaron a conformar parte del espíritu “puro”, “creativo”, “neutral”, “universal”, etc. Posteriormente en la medida que se fue universalizando el conocimiento y obedecía a leyes que se cumplían invariablemente, se fue creando un espectro sin forma y sin apellido, pero con un poder sólo alcanzable por los “de cerebro privilegiado”. La ciencia.

Este trabajo pretende fundamentar la idea de que a través del lenguaje y en el lenguaje podemos establecer los elementos que permitan identificar la diversidad y complejidad del mundo y a partir de esto” la humanización del individuo” de acuerdo a Morin(1999); coincido plenamente en que el siguiente paso de la afirmación anterior es la conciencia del ser humano, lo que le va a permitir comprender al mundo en su complejidad y múltiples relaciones para que como consecuencia obvia –no sencilla- alcance la estatura ética que le corresponde.
Si observamos como se comunican las personas nos daremos cuenta de que lo hacen desde la posición que tiene en la vida y desde la forma de cómo concibe lo que les rodea, por lo tanto, no se comunican, el lenguaje puede ser el principal obstáculo para realizar este proceso: si el lenguaje nos define, al fraccionarnos en el mundo y asumir que somos una pequeña parte del mismo, estamos negando la posibilidad de comprender las otras partes del mismo. Utilizamos al lenguaje como pretexto para no comprendernos y justificar que somos distintos, diversos y por lo tanto únicos; y esto único niega la posibilidad de los otros.
Considero que la comprensión del mundo en los planos que los propone Morin (1999); el de las disciplinas y el de los seres humanos debe tener coincidencias cuando incorporamos el lenguaje en la búsqueda del mismo. De acuerdo a Freire (1978) comprendamos al entorno humanizándolo “El diálogo es el encuentro amoroso de los hombres que, mediatizados por el mundo, lo “pronuncian”, esto es, lo transforman y, transformándolo, lo humanizan, para la humanización de todos”[3].
La diversidad y lo complejo son la base de la cual tenemos que partir para involucrarnos en la comprensión de nosotros mismos para así poder comprender a los otros; la tarea no es fácil, sobre todo porque regularmente hablamos de tolerar, pero no lo hacemos con cualquiera, lo hacemos con lo cercano, con lo cómodo: la acción debe ser integral; debemos percibir la diversidad, pensar en lo complejo, aceptar la existencia de lo no nuestro, vivir la democracia en lo social y en lo individual; la consecuencia es el desarrollo de nuestra conciencia y la construcción de los planos éticos indispensables para saberme humano, relacionarme como humano y humanizarme como humano.
La percepción del mundo que obtenemos los seres humanos está dada constantemente en función de un lenguaje particular que encarna nuestra historia y a la vez se define desde el mismo momento en que nacemos en un mundo familiar y va construyendo el social, es decir, nuestro futuro esta marcado y condicionado a los designios que le tocó vivir, de acuerdo a una suma de factores que nos “hacen”; en qué tiempo, espacio, con qué familia, con qué recursos y con qué herencia cultural. La idea del mundo se ha convertido en la posibilidad de reducirlo en función de dos matices; el primero, una suma de ciencias y tecnologías que permite a quien las maneja, posesionarse de conocimientos que lo conduzcan a algunas de las esferas del poder; y a un segundo grupo a ser parte del olvido, es decir; a los que se les niega el papel de sujetos de la historia; de ascenso en las posibilidades de existencia como seres humanos plenos, a sujetos carentes de conciencia social. Por lo tanto es necesario reencontrar nuestro quehacer histórico y modificar la visión de dos tipos de conceptos humanos, para lograr que a través de un lenguaje de compromiso y solidaridad se constituya el ser humano en un reencuentro con su ser.
Los efectos son directos en todos los campos; el ámbito familiar ha ido tomando una vertiente distinta a la integración que debería ser un producto de la evolución misma de la familia, sin embargo el plano familiar se ha convertido en el campo de nuestras batallas diarias. La relación que mantenemos en ese pequeño universo reproduce en cierta forma lo que se presenta en los otros campos; dentro de la familia se dan conflictos de poder –quien provee, manda- se dan rupturas generacionales, lo estético se convierte en arma –lo bonito y lo feo- los valores se materializan –los buenos y los malos- etc.
En la función profesional estamos sujetos a una lucha constante entre quienes poseen el poder; quienes no lo tienen pero se someten incondicionalmente a él; los que no lo tienen pero luchan por él y los que se individualizan tanto que se convierten en partes inconcientes de la maquinaria administrativa o productiva; el hastío lleva al profesional a ser tramposo y hacer como que trabaja, etc.
Por último los investigadores se han convertido en una élite que requiere del reconocimiento ella misma para que el prestigio sea su carta de presentación; existe el plagio como una práctica común de algunos; utilizan a alumnos de servicio o becarios para convertirlos en “mano de obra esclava”; en ocasiones escogen líneas de investigación por el interés de los apoyos económicos y no por ser líneas novedosas y necesarias; algunos investigadores pierden la perspectiva de la complejidad y se encierran en su disciplina aseverando que su campo de conocimiento es el más importante menospreciando a todos los demás.
Sin embargo como diría Brecht en un poema “el hombre tiene un defecto, sabe pensar”, el defecto que nos menciona el poeta se refiere a ubicar al humano como un arma de destrucción; para nosotros en la idea de desarrollarnos y humanizarnos es una cualidad que podemos desarrollar a través de estructurar un plano ético que constituya nuestro ser mismo. No podemos dividir a la ética en sus diversas aplicaciones o entornos; el ser humano como ser ético es completo, de no ser así miente para poder establecerse cómodamente en los espacios que ocupa en la vida.
Si utilizamos al lenguaje como una de las posibilidades para construir a este ser humano nuevo estaremos revitalizándonos; el lenguaje debe reflejar la forma en que comprendemos nuestra realidad y la realidad de los otros, nos debe llevar a fundamentar y no a justificar, a crear y no a copiar, a definir y no a mentir: la familia debe dejar de unirse “por la sangre” y replantear el papel de cada uno de sus integrantes; se debe romper con los conceptos de dependencia, de dar y recibir, del respeto como una subordinación, de la obligación por el de cooperación, etc. Por otro lado el planteamiento no pretende que cambiemos las palabras y en automático se de una relación ética, sino que modifiquemos la misma forma de manejar nuestro lenguaje; transformarlo de indicativo a evocador de tal forma que permita traspasar las barreras de lo repetitivo, que provoque el comprender a los otros integrantes de la familia con una profunda sensibilidad para ser tolerante respetar las diferencias y diversidad en tiempo y espacio que corresponda a cada elemento, que además de los conceptos de solidaridad y compromiso se incluyan el de justicia, democracia e igualdad. Un ser humano construido en el esquema anterior no sólo replanteará su posición dentro de la familia, sino que lo llevará a los otros espacios en que se mueva. En el aspecto profesional será capaz de incorporar un lenguaje que rompa con la idea de competencia ya que esta aleja y separa, la idea de control y poder deberá ser construida por la colaboración y la solidaridad, las jerarquías dependerán del lenguaje que incite a la democracia por el beneficio común y el de los productos que realicemos, sólo entonces podremos hablar de comprensión en los términos que los maneja Morín (1999.
Por último y como consecuencia obvia, el investigador también se hace en el lenguaje, pero como un producto de una historia personal que tuvo que pasar por el plano familiar y profesional; lo cual significa que mantiene un equilibrio entre la comprensión de las disciplinas y las de los seres humanos, lo que le permite trascender lo superficial e involucrarse en la indagación como un estilo de vida. El ser humano que hace investigación, necesariamente tiene que partir de una visión evocativa y del mundo para hacer sensible al fin mismo de la investigación científica, es decir, la comprensión del mundo vista desde una concepción democrática, de tolerancia, lo que la hace reflexiva, conciente y por lo tanto humana y ética


Bibliografía
1.Brech, Bertolt.(2007). Madre Coraje y sus hijos.Editorial Alianza. (1ª ) Buenos Aires ,Argentina.
2.Gerard, Fourez, La construcción del conocimiento científico. Narcea S.A. de ediciones, Madrid, 1994, p.113.
3. Freire, Paulo. (1978). ¿Extensión o comunicación?. Siglo XXI (1ª ed.).México.
4. Morín, Edgar. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Correo de la UNESCO. (1999).
5. Rojas Soriano, Raul. (1992.). Formación de investigadores educativos. Editorial Plaza y Valdés. México .
[1] Gerard, Fourez, “La construcción del conocimiento científico”. Narcea S.A. de ediciones, Madrid, 1994, p.113
[2] Ed. Cit. P.114
[3] Paulo, Freire. ¿extensión o comunicación? P.46

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